República Dominicana perdió contra Brasil por siete, luego de acercarse a solo tres puntos con tres minutos restando de partido. El mismo equipo de Brasil al que los dominicanos le habían ganado en la primera ronda y con el que sentían confianza de enfrentar en la semifinal.
Puerto Rico quedó fuera de la olimpiada luego haber ejecutado un partido a la perfección que resultó en un “por poco”. Los boricuas compitieron y aventajaron al equipo local de Argentina, con un público efervescente en su contra y un Emanuel Ginobili que encestó canastos increíbles, junto a la efectividad de Luis Scola. Faltando menos de un minuto de partido, Puerto Rico empató el marcador a 79 y luego de dos tiros libres (uno de Ginobili y uno de Pablo Prigioni), José Juan Barea falló un canasto de tres puntos que hubiese enviado a su equipo a Londres, a la vez convirtiendo la hazaña en una de las victorias más sorprendentes en la historia del Campeonato FIBA Américas. Pero no fue así...ambos equipos tuvieron que conformarse con la posibilidad de conseguir el pase a los juegos olímpicos en el repechaje.
La derrota de ambos significó que tendrían que enfrentarse en el partido por la medalla de bronce. Ya Puerto Rico le había ganado un partido de segunda ronda a Dominicana, continuando así la tendencia en la rivalidad de ambos conjuntos en la que los puertorriqueños ganaban la gran mayoría de los encuentros. “En el baloncesto, lo tengo que aceptar”, me comentó un periodista dominicano en Mar del Plata, “Los boricuas nos dan pam pam”. Y en el pasillo de los vestuarios el técnico de República Dominicana, John Calipari, afirmaba este sentir mientras hablaba con uno de los directivos del equipo, “Es mental, tiene que ser mental. Algo sucede en ellos cuando ven la camiseta del equipo de Puerto Rico”.
Y con ese trasfondo, en la revancha Dominicana salió enfocado a competir con los puertorriqueños y ganar el bronce. Al Horford lució impresionante, culminando el partido con 23 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias. Jack Michael Martínez, Francisco García y Ronald Ramón también aportaron en grande al desafío, anotando más de 15 puntos cada uno. Por su parte, el equipo de Puerto Rico lució fuera de ritmo, sin intensidad en su ejecución y algo desconectado del partido. El resultado fue 103-89 para Dominicana, ganado su primera medalla de bronce en un Campeonato FIBA Américas y derrotando a su eterno rival.
Lo memorable, sin embargo, fue lo que ocurrió después del partido.
Como acostumbran los equipos luego de una victoria importante, República Dominicana se reunió en el medio de la cancha a celebrar, solo que en esta ocasión invitaron a los puertorriqueños al centro del tabloncillo. Puerto Rico aceptó, los jugadores se acercaron a saludar y el gesto logró que dos equipos se transformaran en uno solo…como si ambos entendieran lo cerca que estuvieron la noche anterior de hacer historia.
En Mar del Plata, los rivales dejaron de ser rivales para actuar como lo que realmente son, vecinos. Y culminaron su participación en el Campeonato, ambos puertorriqueños y dominicanos, en un abrazo caribeño.
William Rosario / FIBA Américas // www.dominicanosenbasket.com
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