Por Arash Markazi
ESPNLosAngeles.com
LOS
ÁNGELES -- La ciudad de Los Ángeles se despertó el jueves en la mañana
con bastantes preguntas sobre sus equipos. Parecía que serían meros
espectadores como lo han sido recientemente en cuanto a este tipo de
transacciones revolucionarias. Parecía que Albert Pujols regresaría a
los Cardenales de San Luis, que C.J. Wilson terminaría con los Marlins
de Miami, y que Chris Paul estaría encaminado hacia los Golden State
Warriors o los Boston Celtics.
Al fin y al cabo, todos hicieron lo que más les gustaría hacer durante
el invierno -- vinieron a Los Ángeles. Bueno, casi. Les explicaré paso
por paso; fue un día largo.
Temprano en la mañana del jueves los Angelinos de Los Ángeles firmaron a
Pujols a un contrato por 10 años, $254 millones y a Wilson a un
contrato por cinco años, $77.5 millones. Antes de que los aficionados
siquiera pudieran celebrar la noticia con unos cocteles después del
trabajo, Los Angeles Lakers completaron un traspaso para adquirir a Paul
de los New Orleans Hornets a cambio de Pau Gasol y Lamar Odom. Pero ya
para cuando los aficionados finalmente pudieron salir de sus trabajos
para brindar por las estrellas nuevas de la ciudad, el canje por Paul
fue vetado por la NBA, que es dueña de los Hornets.
En cuestión de 12 horas el equipo angelino había adquirido al mejor
jugador en el béisbol, a uno de los mejores lanzadores en el béisbol y
al que podría decirse es el mejor base armador en el baloncesto antes de
que él siquiera pudiera subirse a un avión con destino a Los Ángeles
para el arranque del campamiento de entrenamiento el viernes.
Como Paul expresó con elocuencia a través de la red social Twitter después de haber escuchado la noticia del traspaso fallido, "WoW". En un día mágico que esta ciudad no olvidará pronto, pescó a dos miembros futuros del Salón de la Fama y entonces de repente perdió a uno de ellos antes de poderle dar la bienvenida. Fue una relación tan corta que el matrimonio de 72 días entre Kim Kardashian y Kris Humphries se consideraría duradero en comparación.
Los Ángeles no se ha visto tan cautivada por transacciones de jugadores desde que Shaquille O'Neal firmó con los Lakers en 1996 o desde que Wayne Gretzky fue traspasado a los Kings en 1988. El jueves sería equivalente a que Shaq y Gretzky vinieran a Los Ángeles el mismo día y entonces el acuerdo con Gretzky fuese vetado por la NHL. (Lo siento, aficionados de los Edmonton Oilers, no es mi intención hacer una broma a costa suya.) Fue un día en que los juegos de fantasía momentáneamente se volvieron realidad para los fanáticos de Los Ángeles pegados a sus computadoras desde que se despertaron hasta que se acostaron a dormir. El fichaje de Pujols en la mañana fue seguido rápidamente por el fichaje de Wilson, el cual fue seguido pronto por el cambio para adquirir a Paul. Pero antes de que se pusiera el sol sobre el Océano Pacífico, los aficionados de Los Ángeles ya habían cambiado su enfoque a la adquisición de Dwight Howard por los Lakers cuando el acuerdo por Paul repentinamente se desmoronó. Era como ser el líder en fichas a la mesa de poker y luego perder la mitad de tu pila aunque tienes en tu mano una escalera de color.
En cuanto a golpes de mala suerte, éste está ranqueado bastante alto. Pese a lo loco que fue este día, el dueño de los Angelinos Arturo Moreno debió preguntarse qué más pudo haber hecho para permanecer como la noticia más importante por al menos un par de horas más. Normalmente, cuando firmas a uno de los tres mejores bateadores en la historia del béisbol por el segundo contrato más grande en la historia del béisbol, estás garantizado ser la noticia más importante y controlar las ondas radiales y televisivas por al menos un día. Los Lakers fueron lo suficientemente amables y dejaron que los Angelinos fueran el centro de atención por unas siete horas antes de desplazarlos al adquirir al mejor base armador que ha visto esta ciudad desde Magic Johnson y entonces perderlo repentinamente antes de que siquiera pudieran comenzar a imprimir camisetas número 3 de talla grande. Paul, un base armador dinámico de 26 años de edad, iba a ser esencialmente la cara futura de la franquicia. No iba a haber el vacío de seis años entre duplas de Salón de la Fama como hubo entre Kareem-Magic y Shaq-Kobe. El cimiento de la próxima gran dupla de este equipo se hubiese preparado durante los últimos tres años del contrato de Bryant con los Lakers y hubiese continuado después de su retiro. La única pregunta era, ¿quién sería el Kareem al Magic de Paul? ¿Sería Andrew Bynum, de 24 años, con potencial tan grande como las preocupaciones sobre sus lesiones, o Howard, quien a sus 26 años ya ha sido el mejor centro en el deporte por los últimos cuatro años? Ahora la incógnita principal es si los Lakers jamás lograrán efectuar otro cambio por Paul, y si no, ¿cómo siguen adelante con Gasol y Odom después de haberlos traspasado públicamente a los dos por un jugador que no pudieron conseguir? Afortunadamente para los Angelinos, las Grandes Ligas no pudieron bloquear su fichaje de Pujols y Wilson, y debido a eso los Angelinos serán contendientes al campeonato el año entrante y en el futuro inmediato. Claro, un contrato de 10 años es un acuerdo largo para un jugador de 31 años como Pujols. Pero recuerden que si Pujols continúa jugando a su ritmo insólito actual, hacia el final de su contrato estará cerca de romper algunas de las marcas más famosas del deporte con el uniforme de los Angelinos, lo cual no sería un sacrificio malo para un equipo que no tiene mucha historia comparado con su rival de la autopista, los Dodgers. Sin duda Pujols tendrá bastantes momentos que acaparen titulares durante su estadía en el Sur de California, pero en el día de su fichaje la historia más grande es sobre la superestrella que se escabulló. Es una presentación apropiada para Pujols a una ciudad que por siempre estará más cautivada por el drama y los divorcios repentinos que por casi cualquier otra cosa.
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Como Paul expresó con elocuencia a través de la red social Twitter después de haber escuchado la noticia del traspaso fallido, "WoW". En un día mágico que esta ciudad no olvidará pronto, pescó a dos miembros futuros del Salón de la Fama y entonces de repente perdió a uno de ellos antes de poderle dar la bienvenida. Fue una relación tan corta que el matrimonio de 72 días entre Kim Kardashian y Kris Humphries se consideraría duradero en comparación.
Los Ángeles no se ha visto tan cautivada por transacciones de jugadores desde que Shaquille O'Neal firmó con los Lakers en 1996 o desde que Wayne Gretzky fue traspasado a los Kings en 1988. El jueves sería equivalente a que Shaq y Gretzky vinieran a Los Ángeles el mismo día y entonces el acuerdo con Gretzky fuese vetado por la NHL. (Lo siento, aficionados de los Edmonton Oilers, no es mi intención hacer una broma a costa suya.) Fue un día en que los juegos de fantasía momentáneamente se volvieron realidad para los fanáticos de Los Ángeles pegados a sus computadoras desde que se despertaron hasta que se acostaron a dormir. El fichaje de Pujols en la mañana fue seguido rápidamente por el fichaje de Wilson, el cual fue seguido pronto por el cambio para adquirir a Paul. Pero antes de que se pusiera el sol sobre el Océano Pacífico, los aficionados de Los Ángeles ya habían cambiado su enfoque a la adquisición de Dwight Howard por los Lakers cuando el acuerdo por Paul repentinamente se desmoronó. Era como ser el líder en fichas a la mesa de poker y luego perder la mitad de tu pila aunque tienes en tu mano una escalera de color.
En cuanto a golpes de mala suerte, éste está ranqueado bastante alto. Pese a lo loco que fue este día, el dueño de los Angelinos Arturo Moreno debió preguntarse qué más pudo haber hecho para permanecer como la noticia más importante por al menos un par de horas más. Normalmente, cuando firmas a uno de los tres mejores bateadores en la historia del béisbol por el segundo contrato más grande en la historia del béisbol, estás garantizado ser la noticia más importante y controlar las ondas radiales y televisivas por al menos un día. Los Lakers fueron lo suficientemente amables y dejaron que los Angelinos fueran el centro de atención por unas siete horas antes de desplazarlos al adquirir al mejor base armador que ha visto esta ciudad desde Magic Johnson y entonces perderlo repentinamente antes de que siquiera pudieran comenzar a imprimir camisetas número 3 de talla grande. Paul, un base armador dinámico de 26 años de edad, iba a ser esencialmente la cara futura de la franquicia. No iba a haber el vacío de seis años entre duplas de Salón de la Fama como hubo entre Kareem-Magic y Shaq-Kobe. El cimiento de la próxima gran dupla de este equipo se hubiese preparado durante los últimos tres años del contrato de Bryant con los Lakers y hubiese continuado después de su retiro. La única pregunta era, ¿quién sería el Kareem al Magic de Paul? ¿Sería Andrew Bynum, de 24 años, con potencial tan grande como las preocupaciones sobre sus lesiones, o Howard, quien a sus 26 años ya ha sido el mejor centro en el deporte por los últimos cuatro años? Ahora la incógnita principal es si los Lakers jamás lograrán efectuar otro cambio por Paul, y si no, ¿cómo siguen adelante con Gasol y Odom después de haberlos traspasado públicamente a los dos por un jugador que no pudieron conseguir? Afortunadamente para los Angelinos, las Grandes Ligas no pudieron bloquear su fichaje de Pujols y Wilson, y debido a eso los Angelinos serán contendientes al campeonato el año entrante y en el futuro inmediato. Claro, un contrato de 10 años es un acuerdo largo para un jugador de 31 años como Pujols. Pero recuerden que si Pujols continúa jugando a su ritmo insólito actual, hacia el final de su contrato estará cerca de romper algunas de las marcas más famosas del deporte con el uniforme de los Angelinos, lo cual no sería un sacrificio malo para un equipo que no tiene mucha historia comparado con su rival de la autopista, los Dodgers. Sin duda Pujols tendrá bastantes momentos que acaparen titulares durante su estadía en el Sur de California, pero en el día de su fichaje la historia más grande es sobre la superestrella que se escabulló. Es una presentación apropiada para Pujols a una ciudad que por siempre estará más cautivada por el drama y los divorcios repentinos que por casi cualquier otra cosa.
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