EPor Bruno Altieri
ESPNdeportes.com
En las tierras prósperas de New York, finalmente, están surgiendo brotes saludables luego del paso fatal del huracán oscuro llamado Isiah Thomas.
En sólo cinco minutos se puede incendiar un bosque, pero se necesita casi un centenar de años volver a ponerlo en pie.
Los Knicks necesitaron un poco menos de tiempo, pero sería un error pensar que no tuvieron que sacar la escoba para barrer los escombros que habían quedado a la vista. Años de gestiones equivocadas en el mercado más grande de Estados Unidos, frustraciones repartidas y manejos imprudentes no podían terminar sin cirugía mayor; cuando la casa se prende fuego, no alcanza con soplar fuerte. Se necesita entrar con toda la energía posible para cambiar la situación.
En el camino de la reconstrucción, el viejo Donnie Walsh apostó a Mike D'Antoni. Quería cambiar las carretas por autos deportivos, devolverle la alegría al público del Madison Square Garden y hacer que Spike Lee vuelva a ser un personaje divertido y no el hombre opaco de los años de desdichas.
Hubo errores, como por ejemplo haber destruido, en la temporada pasada, la unidad que tan bien funcionaba, para conseguir a Carmelo Anthony contra viento y marea. Salir a navegar con anuncio de tormenta nunca es es recomendable, pero es lo que pasa con la ambición: todos quieren el anillo, no importa si hay que caer en el abismo para conseguirlo.
En esta temporada, los Knicks necesitaban sumar, con urgencia, un centro y un base natural. Esa era la gran misión para poder ser competitivos, y la llegada de Tyson Chandlerpara la pintura fue como encontrar una cascada en el desierto, porque es un jugador hecho a la medida de las necesidades de los Knicks.
Pocas veces vi un partido tan desprolijo como el de los Knicks ante los Nets en pretemporada. Sumando las pelotas perdidas por doquier y los tiros mal ejecutados, los diez jugadores en cancha formaban un grupo de payasos grises y azules haciendo un número cómico de un circo de bajo costo. Pese a ver cómo los aficionados se tomaban la cabeza por el nivel que veremos en el arranque de la NBA, hubo algunas puntas de lanza que nos permitieron ver cambios importantes en la estructura de NY.
Ver defender a un equipo de Mike D'Antoni es tan extraño como encontrar un oso polar en Dubai. Chandler ha logrado que sus compañeros participen de una idea. Todavía están desorganizados y les cuesta entender que existe algo más que el balón, pero en los entrenamientos el ex centro de Dallas Mavericks funciona como un director de orquesta: mira todo y señala en qué lugar de la cancha están desafinando.
A lo largo de su carrera, Chandler ha sido un unificador de grupos natural. Rápidamente se pone la camiseta de la organización y deja la piel sobre el rectángulo de juego. Competitivo al extremo, sabe dónde están las necesidades, y es por eso que los Knicks deberán rezarle tres ave marías y cuatro padrenuestro a San Chandler todas las noches antes de dormir, porque además de darle un crecimiento notable en el juego de conjunto, fue el hombre que convenció a Baron Davis de ir a la Gran Manzana.
Algunos ya hablan de que con esta movida, Chandler ya merece ser el MVP de los Knicks en la temporada 2011-12.
Como dice Jared Zwerling, de ESPNNewYork.com, "ese cumplido viene de los años 90, cuando Chandler y Davis se hicieron amigos jugando en el área de Los Angeles. Chandler era freshman de Dominguez HS; Davis freshman de UCLA".
"Me quedaba en su casa. Me quedaba en su dormitorio con él, trabajaba con él", dijo Chandler. "Es como un hermano mayor para mí, me ayudó en mi crecimiento. Siempre me dijo que siga trabajando. Nunca nos pusimos un tiempo para ver cuándo saldríamos del Draft. Siempre fue importante estar en el gimnasio y manteniendo el foco".
Davis es un jugador muy necesario para los Knicks. Hay que ser claros al respecto de la posición de armador: el equipo, a esta altura, juega mejor con Mike Bibby que con Toney Douglas. Si bien D'Antoni considera a Douglas como el base titular, está claro que, incorporando al 'Baron Azul', se nota a la legua que tiene muchas dudas sobre su nivel. Aún es desprolijo y corre más de lo que piensa, todo un problema si en ataque estacionado está el trío Melo-Amare-Tyson.
Los primeros análisis médicos establecían que Davis, por sus recurrentes problemas de espalda, estaría entre ocho y diez semanas fuera. Según los médicos de los Knicks, en un mes lo tendrán en la cancha.
Volvamos a Chandler. Ya hablamos de su defensa, pero tenemos que apuntar ahora al ataque. Chandler les da a los Knicks algo que no tenían ni cerca el año pasado: un interno que cortina fuerte, que le abre espacio a los tiradores para que lancen con los pies asentados en el suelo o penetren buscando una tercera opción. Es un buen jugador de pick and roll, pero la primera opción en esa jugada será siempre Amare Stoudemire en los Knicks.
Anthony necesitaba un hombre que realizara ese tipo de pantallas. Un gigante disfrazado de increíble hulk que le permita desplazar a los seguidores para que pueda calibrar la mira y pensar sin una mano molesta encima. Esto abre opciones para Melo, que cuando gana el eje de cancha con una buena cortina tiene el panorama para resolver, ya sea a) tiro al aro en penetración o media distancia b) descarga a Chandler o Stoudemire cuando cortinó c) descarga en el interno que no cortinó al recibir su ayuda d) descarga en el tirador abierto en el lado débil -el pase extra- cuando salta su ayuda por el eje de cancha. Para eso estánLandry Fields y el especialista, recién contratado, Steve Novak.
Con este tipo de equipo enérgico, vivaz, que apunta al sacrificio, Renaldo Balkman da soluciones. Defiende bien como alero pequeño, se hunde bien en la pintura en la lucha de los rebotes y sabe cortar bien hacia el aro para buscar las descargas de los hombres que se meten en tierra de gigantes. Jared Jeffries sigue aportando su cuota defensiva en el equipo y Iman Shumpert luce como un escolta explosivo que puede dar soluciones cuando los partidos se ralentizan.
Si finalmente se concreta la llegada de James Posey, los Knicks ganarán experiencia de campeonato. Entiendo que no está en el apogeo de su carrera, pero para el rol que NY le demandará, puede ser una pieza interesante para sumar.
En definitiva, la llegada de Chandler construye una nueva sintonía en el mapa de los Knicks. No hay que hablar de campeonato, porque las situaciones no siempre se construyen en la modalidad cortoplacistas. Siempre se empieza por jugar bien al básquetbol. Por atacar de manera correcta, pero sobre todo por defender.
Los Knicks tienen todo para dejar de ser el hazmerreír del juego sin balón en la NBA.
En definitiva, es el camino. Y era hora de devolverle algo del respeto ganado al mítico Madison Square Garden.
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