La combinación entre la altura de Guadalajara, más de 1.500 metros sobre el nivel del mar, y unas pelotas sin presión escogidas precisamente para minimizar la influencia de ese factor está causando estragos en la parte alta del cuadro masculino del torneo de tenis panamericano.
Zeballos, cabeza de serie número uno, cayó en segunda ronda 6-3, 6-4 ante Miranda. El brasileño Joao de Souza, segundo clasificado, también dijo adiós por la vía rápida al ceder frente al ecuatoriano Julio César Campozano 7-5, 7-5.
Otro de los favoritos, el argentino Eduardo Schwank, perdió 6-4, 6-1 ante el salvadoreño Marcelo Arévalo.
"Las pelotas son así, son sin presión. Las hacen así por la altura", dijo a la AP el ex tenista Guillermo Coria, capitán del equipo argentino. "Son pelotas que los chicos no están acostumbrados a jugar en el circuito y por ahí les quita un poquito de confianza a la hora del impacto a la pelota".
Los partidos de tenis de Guadalajara se han convertido en un rosario de errores no forzados.
El chileno Nicolás Massú, que sí clasificó a la tercera ronda, señaló que algunas de las pelotas con las que se juega el torneo salen completamente blandas, pinchadas, lo que dificulta enormemente el impacto de la raqueta.
"De repente, uno tiene un poco de miedo de pegarle a la bola, porque cada vez que uno le pega, la pelota se va", explicó Massú, doble campeón olímpico en Atenas 2004. "Pero son cosas normales de jugar en altura".
"En los entrenamientos, habré roto, fácil, 10 pelotas", agregó.
Además de Massú, Guillermo Rivera y Jorge Aguilar completaron el pleno del equipo chileno de tenis en la tercera ronda. Según su entrenador Juan Gildemeister, el secreto pasa por una buena adaptación.
"Los jugadores tienen que adaptarse a todas las circunstancias, ya sea la altura, ya sea a las pelotas que no vienen con presión", dijo Gildemeister. "Nosotros llevamos aquí 10 días. El hecho de que los argentinos a lo mejor no se acostumbraron fue porque llegaron muy encima del torneo".
"No tomaron las precauciones que tomamos nosotros", añadió.
Zeballos, el jugador 105 del ránking de la ATP, señaló que las pelotas emparejan mucho el nivel de los contendientes. Quizá ese razonamiento explique que el 629 del mundo, Miranda, lo haya derrotado. O que Arévalo (666) se haya deshecho cómodamente del 163, Schwank.
"Sentía que venía a diez mil la bola", dijo Schwank sobre el servicio de su rival salvadoreño.
Sea cómo fuere, los protagonistas de la competencia admitieron que la altura no es excusa y que la victoria no la decidirá una pelota sin presión.
"Hay que acomodarse", aseguró Massú. "Igualmente acá va a ganar el que tenga mejor cabeza".
Coria se mostró de acuerdo: "La altura más las pelotas que son sin presión igualan el nivel, pero son circunstancias idénticas para todos".
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