Después, sí, el viaje. Lo primero fue votar para darle el toque final al lockout. Por suerte más del 80% de los jugadores votaron a favor. Lo mismo ocurrió con los dueños. Y así podremos jugar, que es lo que queríamos. Llegué a Philadelphia preparado para jugar. Eso es a lo que vine. Al contrario de lo que algunos dicen o interpretan yo no tengo intención de irme. Vine a cumplir mi contrato y formar parte del equipo. No es cierto que me quiera ir. Los que habían dicho que no contarían conmigo son quienes mandan en los Sixers. Pero ahora no han dicho nada más al respecto.
El día previo a comenzar con los entrenamientos tuve una breve charla con el entrenador Doug Collins.
Hablamos poco de básquetbol. Fue una conversación muy respetuosa.
El primer entrenamiento oficial del equipo fue bastante duro. Dos horas de básquetbol más una hora de sistemas. Lo exigente que fue la práctica tal vez haya sido la causa de que se cancelara el entrenamiento matutino del sábado.
A la noche hubo una cena de equipo. Hablaron Collins y Rod Thorn -presidentte de operaciones de básquetbol-. Destacaron la renovación de contrato de Thaddeus Young y de Spencer Hawes. El equipo tiene pocos cambios (se fueron Jason Kapono y Darius Songaila y se sumaron algunos rookies) y eso es bueno para mantener una estructura y estilo de juego. Los dos jugadores que se fueron eran de mis mejores amigos en el equipo, pero por suerte siguen Hawes y Tony Battie, con quienes más relación tengo. Fue un buen reencuentro con mis compañeros.
Ni en la primera práctica ni en la cena tuve novedades sobre mis situación. En las instalaciones de los Sixers volví a ver una leyenda que está escrita y dice: "Cuanto más fuerte trabajes, más suerte tendrás". Y eso es lo que haré. Daré lo máximo para que me vaya bien a mí y al equipo.
Lo que pase de acá en más respecto al futuro no depende de mí. Yo, insisto, estoy dispuesto a quedarme y haré todo lo que un profesional debe hacer. Luego, si me tengo que ir me iré.
Sobre los rumores de cambios en estos primeros días de actividad debo decir que siempre es una situación difícil estar involucrado en conversaciones sobre traspasos. No es mi caso en este momento -aunque sí me tocó vivirlo y que se concretara en dos oportunidades-, pero sí el de mi amigo Luis Scola. Uno no puede manejar nada en este tipo de situaciones. Lo hacen los equipos y uno va donde le dicen. Solamente las súperestrellas tienen algún tipo de control sobre su carrera. Los demás somos pequeñas partes de un gran negocio que nos mueve a dónde conviene.
Luis está en una situación en la que no le gustaría estar. De todos modos él sabe muy bien cómo funciona la NBA. Está cómodo y contento en Houston pero sabe que en cualquier momento puede tener que irse a otro equipo, con todo lo que eso implica.
El trade en el que Luis estaba involucrado -o está, si se reflota y lo incluyen- me sorprendió. Era muy bueno para New Orleans porque recibía grandes jugadores como Luis, Lamar Odom, Kevin Martin y Goran Dragic.
Si Luis sigue en los Rockets, como hasta hoy, no tendrá problemas. Va a seguir jugando como el excelente profesional que es. No tiene que demostrar nada. Tiene un nombre en la NBA ganado por su juego y su profesionalismo. En Houston saben lo que él puede rendir y así lo hará. No tengan dudas de eso. Como ya dije más de una vez Luis es uno de los mejores jugadores de la historia del básquetbol argentino y hoy en día es un gran jugador a nivel mundial.
Durante los próximos días habrá muchos rumores y también se concretarán cambios en los equipos. Hay que estar preparado para esas situaciones. Lo que uno escribe hoy respecto a esos movimientos de jugadores mañana ya es viejo. O tal vez en unos minutos.
Me voy a un nuevo entrenamiento con el equipo. Les mando un saludo a todos y como siempre les agradezco que me lean y los comentarios que hacen sobre este blog. Hasta la próxima.
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